sábado, 31 de enero de 2015

Mister Darcy, de "Pride and Prejudice"

Hace dos minutos terminé de ver "Pride and Prejudice" (Orgullo y Prejuicio). Hermosa novela de Jane Austen plasmada en una película que nos deja a todas sin palabras. El ambiente en el que se desarrolla la película y la historia es completamente fantástica, pero, ¡ESPEREN UN SEGUNDO! Lo más lindo de la película es el Señor Darcy. Ese caballero que está bañado en dinero, que se enamora de una mujer sin mayor atractivo físico y de muy baja clase, es el tema de éste post. ¿Quien no sueña con un "Señor Darcy"? Es el hombre que nos elevó el concepto de lo que buscamos en un hombre; después que de vemos la película lo único que podemos hacer es rogarle al cielo que nos envíe un hombre como el, o algo por el estilo. Gracias a Jane Austen, creamos un prototipo de hombre perfecto que algun día llegará a nosotras, creamos un hombre ideal que debe ser: Educado, Inteligente, lindo (Físicamente hablando) y, por que no, que tenga dinero, lo que me lleva a añadir que aunque no somos interesadas -no todas- sería lindo tener de vez en cuando una cena lujosa o en el mayor de los casos, un palacio como el del Señor Darcy, pero lo más importante... que tenga ese romanticismo que todas buscamos en la vida. Que tenga esos "Te amo" llenos de pasión, que cuando se acerquen a nosotras se nos detenga el corazón y se nos haga difícil respirar, que si nos miran fijamente, nos enmudezcan y que esté dispuesto a abandonarlo todo por vernos felices. Ahora, si somos buenas... no lo haremos abandonar todo, una relación es de sacrificios, sin embargo, el Señor Darcy no tiene problema con eso: es el hombre ideal. Hasta cuando guarda silencio, es capaz de expresar su amor. Espero que vean la película, y puedan entender de que hablo cuando  digo que todas soñamos con un Señor Darcy, sin menospreciar por supuesto, todo lo que nuestras parejas hacen por nosotros, pero no está mal salir de la realidad un momento e imaginar que, por un momento, podemos ser la afortunada Elizabeth Bennet. 

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